martes, 19 de mayo de 2009

UNA CALIDA VISITA:PRIMERA PARTE


Hace días que el tren recorre, una tras otra, estaciones parecidas. A través de los cristales las imagenes se suceden inmersas entre las brumas. Las horas transcurren monótonas sin que se aprecien muchos cambios ni dentro ni fuera de los bagones. Noches frías y oscuras dan paso a madrugadas que no acaban de abrirse a la luz del día. El sol se escondió la otra tarde detrás del pico de una montaña cubierta de blanca nieve y debió de ser raptado por algún duende travieso porque no he vuelto a saber de él. Su ausencia me pone triste. Extraño mucho su calor. Llevo días encogida. Mi cuerpo dolorido ha intentado reemplazarlo recogiéndose bajo una manta que alguien dejó olvidada en el asiento de al lado, pero no lo ha conseguido.

Hemos parado en numerosos andenes vacios e inhospitos donde pocos viajeros se aventuraban a emprender viaje y los pocos que lo hacían lo hacían ligeros, envueltos en mantas y abrigos para resguardarse del viento helado que azotada sus cuerpos. He visto pocos rostros en estos días. Apenas he sentido la caricia de una mirada. En algunos momentos he confundido el día con la noche y he perdido la cuenta del día en el que estamos...

En medio de un vacio, seguramente a media noche o en mitad de un día demasiado oscuro, alguien entró silencioso. Su figura se movía entre las sombras de forma irregular. Parecía flotar en el aire. Sin pronunciar palabra se sentó enfrente mio. Iba cubierto por un manto oscuro que le cubría todo dejando solo al descubierto un pequeño trozo de su cara, lo suficiente para que entrara aire en su boca y saliese por su nariz, y dejaba salir un inmenso brillo de sus pequeños y penetrantes ojos.

El lugar pareció llenarse de su precencia. Dejé de sentir frio y pude despegar un poco la manta de mi cuerpo. Mis músculos entumecidos recobraron un poco de vida. El o ella, pues era inmposible adividar de que ser se trataba, permanecia callado, extremadamente inmovil. Solo sus ojos se movian suavemente y mi cuerpo se extremedió cuando me apreció sentir la caricia de sus pupilas sobre mi. Estaba tranquila, serena, pero no se explicar porqué y aunque mi cuerpo seguía recibiendo calor, comencé a tenblar de una forma ritmica. No podía controlar mi cuerpo y mi corazón cada vez se aceleraba más.

Recuerdo que, como si alguien hubiese apagado un interruptor, mis ojos se cegaron, la luz desapareció y yo, irremisiblemente me sumergí en la más absoluta oscuridad. Entonces dejé de sentir mi cuerpo y me olvidé de todo cuanto me rodeaba. Tanto me olvidé quien era y adonde me dirigía...

martes, 12 de mayo de 2009

EL FINAL DE MI PRIMER DIA DE VIAJE


Ya es de noche. El silencio reina en el tren. Solo se escucha un leve silbido, segurante producido al deslizarse por las vías. Han quedado pocos viajeros en mi bagón.
Casi todos han bajado en la última parada, un pueblecito rodeado de montañas donde el frio era intenso, hasta el punto de que el suelo de la estación se veía cubierto de una brillante capa de hielo. A través de los cristales de la ventana estuve observando como los viajeros hacían piruetas para no caer al suelo cuando sus pies resbalabann.
Luego, poco a poco todo se fue quedando vacio y el tren, casi sin avisar, comenzó a deslizarse suavemente a través de una linea difuminada de edificios desdibujados que prontodieron paso a un hilera de arboles que recordaban a gigantes y monstruos. Me apoyé contra los cristales y con los ojos casi cerrados me dejé llevar por la imaginación y pronto me convertí en la heroina de una historia trepidante de dragones y princesas... y cuando la bella, era rescatada y abria su boca roja para recibir el apasionado beso de su principe valiente algo hizo que me sobresaltara y salí de mi ensoñación dando al traste con el regocijo.
Cuando abrí los ojos ya era completamente de noche y las sombras dantescas del horizonte habían desaparecido dejando paso a nos destellos itinerantes que se reflejaban en los cristales y se movían por el interior llenándolo todo de una irrealidad desconcertante, así que tiré de las cortinillas y cubrí la ventana completamente con lo que la oscuridad invadió mi alrededor. Cerré los ojos de nuevo e intenté dormirme.
Así estoy, sumida en la oscuridad, contemplando mi desolado interior. Me pregunto por qué lo he abandonado todo y he subido a este tren sin destino. No se la respuesta y tampoco me preocupa demasiado. "El porqué no importa", me susurra el viento que ha comenzado a golpear los cristales, "lo verdadermente importante es el resultado, el viaje, el camino".
Me duele el recordar lo que he dejado atrás. Miro a mi alrededor y no veo más que oscuridad. ¡ me siento tan sola!Pienso en la posibilidad de encender la luz... pero no lo hago, prefiero la oscuridad a la certeza de una realidad irreal. Vuelvo a cerrar los ojos y mi soledad desaparece. Dentro estoy yo y ya no estoy tan sola.
La tranquilidad y el silencio me acompañan, el tren parece vacio, quieto. Se desliza suavemente entre la noche, entre oscuros y extraños campos en busca de un amanecer radiante y lleno de esperanza. El sueño se hace mi dueño.

Buenas noches